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Dr. Miguel Ángel Martínez-González

Epidemiólogo nutricional y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, experto en Dieta Mediterránea, liderando el estudio PREDIMED. Director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y  catedrático visitante en la Universidad de Harvard.

Autor del libro ¿Qué comes? junto con la periodista Marisol Guisasola. ¿Sigues de verdad una vida sana? ¿Sabes que una dieta de calidad es clave parafortalecer tu sistema inmune? ¿Que un buen patrón alimentario ayuda a prevenir la depresión, el alzhéimer o el cáncer de mama? ¿Que la COVID-19 se ceba con los hipertensos, cardiópatas y diabéticos? ¿Que la vitamina D reduce el riesgo de padecer infecciones agudas?
Comer con ciencia y a conciencia resulta crucial en estos tiempos en que todos debemos estar fuertes para resistir. .

¿Por qué hay personas que siguen la pseudociencia a pesar de que la evidencia científica existe?

Bueno, yo pienso que por una parte esta lo que condiciona la cultura en nuestro tiempo, que es que hay mucho permisivismo, mucho  relativismo, mucho hedonismo y todo esto hace que la gente se agarre a lo que más le gusta o lo que más le apetece en vez de lo que está científicamente más fundamentado, y por eso se sigue la pseudociencia. Este es un factor importante, en lugar de ser seres racionales que primero piensan lo que está bien fundamentado y luego actúan con su voluntad en consecuencia, pues suele ser al revés, primero hago lo que me apetece y luego busco una razón pseudocientífica para justificarme. Esto por parte de la población, por parte de algunas industrias alimentarias, no hay que generalizar, son solo algunas, utilizan la pseudociencia y utilizan todo el dinero que tienen para fomentar sus intereses comerciales. Tienen muchos fondos que destinan a intoxicar la opinión pública, las redes sociales, los congresos de nutrición y hacen que a la pseudociencia se le dé a veces el mismo rango de  valor  o de veracidad que tiene la ciencia autentica. Todo esto lógicamente confunde mucho a la población general y se ha llamado agnogénesis, que es intencionadamente generar agnosticismo y escepticismo sobre asuntos que están perfectamente fundamentados en la mejor evidencia científica.

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¿Por qué hay gente desencantada con la ciencia?

Hay gente desencantada con la ciencia porque ha habido casos de corrupción, de retractaciones muy clamorosas porque se habían introducido datos falsos y ha habido casos de conflictos de interés. En principio, una retractación de un artículo no significa que se haya caído en una corrupción o un engaño. La retractación puede ser por motivos honrados siempre que se republique inmediatamente y se advierta del error involuntario o una omisión involuntaria y que el científico quiera rectificarla porque se haya dado cuenta de que no haya incluido un párrafo o un dato que es importante para considerar mejor su investigación. Otra cosa es alguien que alguien haya introducido fraudulentamente en su artículo aspectos que no son correctos y sabe seguro que está mintiendo. Desgraciadamente ha habido casos de este tipo para promocionar una carrera científica o por motivos comerciales, y esto ha hecho que pierda prestigio la ciencia. De todas maneras, yo pienso que la ciencia hoy día tiene mucho prestigio, mucho más que la política, la gentes se cree más a los científicos que a lo políticos y pienso que entre las profesiones más valoradas en nuestra sociedad está la profesión de médico, investigador científico y profesional sanitario.

 

¿Cuáles son las bases de la dieta mediterránea y por qué destaca frente a otras?

La base de la dieta mediterránea es una dieta fundamentalmente de origen vegetal, de productos no procesados o mínimamente procesados, donde se reduce mucho el consumo de carnes (carnes rojas y procesadas), se reduce el consumo de lácteos (lácteos enteros). La definición más utilizada de dieta mediterránea, que es la utilizada por Antonia Trichopoulou, se le dan puntos negativos a los lácteos y a los cárnicos. También hay que reducir lógicamente el consumo de bebidas azucaradas, todo lo que tiene azucares añadidos, los alimentos ultra procesados, ahí se incluye la bollería industrial, pues habría que reducirlos. Normalmente no se suele decir lo que hay que reducir, se suele decir que la dieta mediterránea es más aceite de oliva, más frutos secos, más verduras, más fruta, más legumbres, más pescados. Esto es cierto, pero hay que dejar hueco a estos alimentos a base de reducir otros. Esta dieta es única porque no hay ningún otro patrón alimentario que tenga tanta evidencia epidemiológica científica de primer nivel detrás, y no hay ningún otro patrón alimentario que se haya sometido a un ensayo con diseño aleatorizado, es decir, con asignación al azar que garantice un ensayo de gran tamaño con asignación al azar y con eventos clínicos duros, esto solo existe para la dieta mediterránea. Hay ensayos pequeños, que lo que ven a corto plazo es como cambian los lípidos, o la tensión arterial, pero ver como influye un patrón dietético en su conjunto en la ocurrencia de eventos cardiovasculares como infartos de miocardio, infartos cerebrales o muertes cardiovasculares a largo plazo solo existe para la dieta mediterránea y ha sido muy convincente. Por eso la dieta mediterránea está en otro nivel, ha ganado la “Champions” y hay otras dietas de las que se habla que a lo mejor han ganado algún partido de tercera regional, pero hay diferencias muy notables entre unas y otras.

 

¿Cuál es la relación entre la obesidad y un mayor riesgo de Covid?

La obesidad es un claro factor de riesgo: de hospitalizarse, de infectarse y de tener un curso grave de la infección con más riego de entrar en cuidados intensivos, etc. Hay un metanaálisis (análisis estadístico de todos los análisis previos) liderado por Barry Popkin de la Universidad Chapel Hill de Calorina del Norte, publicado en Obesity Reviews a finales de octubre de 2020, donde se aprecia hasta qué punto la obesidad es un factor de riesgo muy potente de infectarse  y de tener complicaciones graves con el coronavirus. También en personas jóvenes, quizás en personas jóvenes se nota todavía más porque las personas jóvenes normalmente no necesitan ni hospitalización, ni cuidados intensivos, ni tienen un curso clínico grave, pero cuando están obesas pues esto sucede. Todo esto pasa porque la obesidad condiciona une estado inflamatorio de bajo grado, pero las complicaciones graves del coronavirus no es porque el virus destruya células, sino por la respuesta hiperinmune (respuesta de inflamación exagerada a la infección). Esta inflamación engrosa las paredes de los alveolos (donde se produce el intercambio de oxígeno) y hace que baje mucho el oxígeno en las sangre porque se dificulta el paso desde el alveolo pulmonar hasta el capilar sanguíneo. Por eso la sangre esta menos oxigenada, y entran en hipoxia (falta de oxígeno en sangre) y, además, porque la obesidad dificulta el trabajo respiratorio por el exceso de grasa. Estos son los principales mecanismos que explican que la obesidad sea un factor de riesgo de coronavirus y es importante y escandaloso que no se hable más de esto. En estas circunstancias hay que pedirle a la población que se quite esos kg que le sobran a la mayoría de la población española para combatir las posibles consecuencias graves de la infección por coronavirus.

¿La dieta mediterránea es efectiva sin hacer ejercicio aeróbico?

En el ensayo PREDIMED  I, que aplicamos la dieta mediterránea, no hicimos ninguna distinción entre el grupo de intervención y el grupo control con respecto al ejercicio físico, sin embargo, sí que vimos efectos. Ósea que la dieta mediterránea sin hacer intervención sobre el ejercicio físico ya se demostró que era eficaz. Cuando se juntan dieta mediterránea y un mayor ejercicio físico el beneficio es todavía superior, como hemos visto en el proyecto SEGUIMIENTO de la Universidad de Navarra (SUN). Cuando se comparaba la tasa de mortalidad entre los que no tenían tanto nivel de ejercicio físico, se dividían en 3 partes, el tercio que menos ejercicio físico tenia frente al tercio que más ejercicio tenia y, al mismo tiempo, se hacía lo mismo con la dieta mediterránea, cuando coincidían estar con el tercio mejor de ambas cosas el riesgo de morir se reducía en un 64% en el proyecto SUN de morir prematuramente. Estos son muy buenas noticias ya que parece que existe una sinergia entre ambos factores (ejercicio físico y dieta mediterránea) y eso es lo que estamos haciendo en el proyecto PREDIMEN PLUS, donde a la dieta mediterránea le añadimos el ejercicio físico. Va a ser la primera vez que se tenga un ensayo con diseño de asignación al azar para valorar el ejercicio físico, pero siempre dentro del contexto de la dieta mediterránea. La gente se equivoca cuando piensa que para perder peso lo que hay que hacer es ir al gimnasio, no basta, hay que hacer una dieta mediterránea hipocalórica, es decir, con pocas calorías, y, al mismo tiempo, hacer ejercicio físico para perder esos kg de más. Además, hay que mantener esa pérdida de peso a largo plazo.

 

¿Nos podría dar unos tips para no dejarnos engañar por los mitos?

Esos tips para no dejarse engañar están en el libro “Qué Comes”, ya que dedicamos los dos primeros capítulos a combatir la pseudociencia. El mejor antídoto frente a la pseudociencia es la epidemiología, esta sería una primera pista. Los epidemiólogos son personas que hacen estudios, por lo menos con más de cinco mil personas y seguidas por lo menos más de 5 años. Cuando tu veas algo de esto y, además, no un solo estudio epidemiológico, sino muchos, uno detrás otros que van unánimemente en la misma dirección, entonces empieza a creerte algo. Eso es lo que tratamos de reflejar en el libro “Qué Comes”. Esto está también reflejado en otras fuentes, The Nutrition Source (esto está en inglés, pero algunas partes en castellano) en la Escuela de Salud Pública de Harvard. De todas las páginas web de Harvard, esta es la más consultada, la fuente de Nutrición del Departamento de Nutrición de Harvard, donde se da información sobre un montón de preguntas que se hace el gran público sobre nutrición y salud. También es muy interesante el informe que hace el Comité Científico de las Guías para la Alimentación Saludable Norteamericana que hace cada 5 años. Ahora acaba de salir el informe científico para el período 2020-2025, esa también una fuente fiable. Hay que fiarse menos de lo primero que sale en internet, o de lo primero que te ofrece Google. Hay que fiarse sobre todo de estudios epidemiológicos y de epidemiólogos. La epidemiología, insisto, es el mejor antídoto frente a la pseudociencia.

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